Pesan los retratos cuando humea la deshora en las aceras.
Suelen convertirse en chiriviscos los lamentos que
atraviesan la memoria.
Duermo, y a la vez sobre mis ojos sobrevuela la vida a pedacitos.
─Pesa más la muerte que un trozo antiguo de asfalto.
A veces viajo a través del arcano de las caléndulas, me
olvido de mí mismo
y de los violines en flor que merodean esta ciudad con
cierta duda.
No os olvidéis del lago oscuro donde recaen las gotas del
vértigo,
no os olvidéis de aquel crepúsculo sostenido en FA mayor.
─De pronto, se deja ver el rostro inaccesible de una flor en
llamas.
Entre la ceniza y el vestigio: el susurro del polvo, anhelo
de escarcha.
(Son sólo sentimientos... que algunas veces tengo cuando no estoy.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario