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jueves, 31 de octubre de 2013

Susurro de trenes


Y en la respiración, la misma jaula de los vagones.
(Rumor de trenes)
André Cruchaga

De niño, el pálpito de los tranvías, inmutables,
escondido tras la ergástula de los retablos. 

Ahora frente a tanto cascajo de linternas: 
el arcoíris juega a los malabares con el tizne,
las gaviotas vuelan y caen como plomo
en medio de huecos hechos de saliva;
es tarde y el crepúsculo entrega sus vagones
a la noche que contiene sus resuellos
para tan siquiera darle un aliento al desvelo.

Vuelvo y pienso en los aguijones del calendario.
Vuelvo y vivo en la brújula
como un horizonte inverosímil del trasiego. 
Vuelvo y medito por encima del almanaque
y atisbo sobre la estela invisible de las polillas;
ahora dejo mi equipaje para otro y digo: 
¿Dónde estará lo verde de mis campánulas?
¿Dónde? ¿Acaso en el traspatio de mis recuerdos
o en las cenizas del fénix que nunca salió del vértigo?

miércoles, 30 de octubre de 2013

Devenirse a gris


A un hombre en una solitaria estación:
un cartón le cubre del frío inmutable, 
los ojos le observan y pasan de largo, 
demuestran su asco, mientras él se esconde
tras el manto gris de sus párpados. 

La lluvia cae como un estío sobre su espalda.
Escucha las notas de un lied lejano,
tal si fueran ecos llamándole desde una quimera.
Se da la vuelta y queda boca arriba,
lee un cartel que anuncia: "¿Tienes problemas?
¿Necesitas ayuda? ¡Dios te puede ayudar!
Llama al teléfono: 2526-4849 y te ayudaremos."

Él quizá nunca había pensado en su muerte,
porque a diario se la devora en un plato imaginario;
pero un día alguien le pregunta: "Si usted muriera hoy,
a dónde iría: al paraíso o al averno."
Con una sonrisa apagada como el fulgor 
de mil faroles quemados, contesta:
todo se desvanece a gris
y yo lo único que quiero
es un momento de paz.

martes, 29 de octubre de 2013

Laberintos


Comienzo a ver los diferentes caminos
que los gusanos han trazado en mis sienes;
de pronto, la cizaña se envuelve con plumas
y los gorriones pierden el habla de su lengua. 

(Como cenizas los sueños en el petate.)
Es enredado el pozo donde uno se hunde. 
Hay estacas que nos reciben
y vinos que nos fermentan el alma. 

(Llueve frente a los muros del cansancio.)
Aquí, solo se ven puchitos de tierra llorando
y trenes que duermen al borde del vértigo.

(No son mis fauces las que mueren, son tus ojos.)
Después de todo, nos toca tocar el arpa
y ver como se rompen las cuerdas
al ras de nuestras lágrimas de podredumbre.

lunes, 28 de octubre de 2013

Laguna


¿Bajo qué Luna la esfinge de la tormenta?
¿Bajo qué camisa de fuerza los quejidos de mis pupilas?

Allá afuera, el pozo rebalsa hasta las rodillas.
Allá afuera, el horcón viaja sin queja hacia el abismo.
Allá afuera, las oraciones al cielo para que se detenga el llanto.
Allá afuera, la correntada arrasa con furia sobre las sandalias. 
Allá afuera, el candil se apaga al ras de los vendavales. 

Aquí adentro, el cálido frío que hipócritamente tirita en mis poros.
Aquí adentro, los trallazos de las ventanas y las cortinas. 
Aquí adentro, la amargura envuelta en grilletes de imposibilidad.
Aquí adentro, agazapado, en el rincón de mis vértigos. 
Aquí adentro, ¡solo!, esperando un rayo que parta mi puto bolsillo.

Después de todo, una vez me dijeron: 
que al cielo nunca lo alcanzaría el mal
y ahora me doy cuenta
que frente a un temporal de sombras
la noche muere sin piedad alguna.
(Me niego a creer en el reposo de la tinta.)
Al fin de cuentas, la desgarradora nota de mis notas,
hace el trabajo sucio, mientras las polillas compran sus tacones.

viernes, 25 de octubre de 2013

Crisantemo


¿Habrá necesidad de tener sienes con pétalos para el oficio? (No cabe duda.) Bajo el artefacto que dibuja el pantano de la diáspora, solo las orugas con su esófago lleno de astillas y la tinta que fragua el vértigo del problema. Quizá, solo nos vemos obligados a jugar a la alquimia bajo tus pechos y a morder el nirvana cuando se llena de herrumbre. Después de todo, el hálito nos da la belleza de una flor, aunque nuestro cuerpo ingiera de los escapes y los alambiques del diablo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Veleta


¿Hacia dónde apuntan los hálitos con sus tiznes?
¿A qué rumbo nos atan las ballestas de los trenes?
La verdad no importa, solo hacia dónde nos dirige el vértigo
y hacia dónde hace revirar nuestros vendajes. 

Aquí, mientras los trapiches se vuelven manicomios:
los dientes rechinan en la paladar del pavimento,
las gárgolas hablan de su sigilo y espera,
las lagunas laten como el corazón del pantano,
mientras la lanza de Don Quijote atraviesa el odre
y fantasea de ruiseñor frente a las bandurrias.
(Allí, hay una gangrena que atormenta las sienes.)
Es una locura el pensar que vivimos para dejar estelas,
aunque insepultos, los cuadernos tienden a ser ignorados;
tú y yo, sabemos de qué hablan las lagunas y los charcos. 
(Allá, hay una garra que muerde el tabanco.)
Ya veo, los gusanos se alimentan de los canastos
y las manzanas tienden a tragarse el estiércol puñetero;
y vos, por obligación: 
¿Te vas a tragar los güishtes de los comerciales?
Que al fin de cuentas, 
no son más que letrinas vestidas de mármol
y Mesalinas con sabor a esfinges machacadas.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Cuzcatlán

Vientos de octubre - Valero Lecha

Tierra de cosas preciosas. 
Nicho donde los señoríos asentaron sus venas.

Hoy:
contar todo lo que viven aquí los pájaros,
es narrar lo que vive el pueblo. 

Narrar todo lo que viven los jaguares,
es contar lo que se vive en los volcanes. 

Contar todo lo que en esta tierra se da,
es narrar el progreso de los torogoces. 

Narrar todo lo que los pijules observan,
es contar leyendas de sepulcros ignorados. 

Contar todo lo que los niños saben de las piscuchas,
es saber volar, sin tan siquiera tener alas para el vuelo. 

Escuchar como los abuelos nos cuentan 
con mirada de ajo sus vivencias,
es empuñar en un día: la experiencia de 80 años. 

Ahora frente a los pipiles que me rondan:
el reclamo rígido de las chiltotas,
la aurora que agoniza en cada sien,
las nubes se detienen frente a los ojos del transeúnte;
mientras las guacalchías, solo gimen y callan las inmolaciones.   

martes, 22 de octubre de 2013

Noches negras


Los pájaros caminan sobre las aguas, han perdido sus alas y pueblan todos los andenes del mundo. Sin embargo, bajo las patas de los escarabajos peloteros: el estertor crece como un tumor dentro de otros tumores, la respiración se agita en los purpúreos campos, mientras tú y yo amor, buscamos entre las agonías, los puchitos de existencia que nos roba a menudo el águila. Por eso en mi ventana, la Luna nunca se posó, un inmenso tizne negro siempre la ocultó. Camino y no escucho, no siento, ni tan siquiera puedo ver como el pasto sonríe, incluso hasta cuando el cielo abre sus heridas, es difícil fingir sonrisas.  

lunes, 21 de octubre de 2013

Siempre


Y por las noches el invierno llega
y en mis saladas ventanas:
otra ventisca aporrea mis párpados,
otro raudal susurra ríos heridos,
manantial que se desborda
y ahoga forzadamente a los cuartones. 

El insomnio ahora palpita desmesuradamente
y fuera de mis lágrimas:
la verdad envuelta en cárcavas,
el aliento que llora bajo la lluvia,
el perro que ladra en silencio
y yo sin poder salir de la ergástula
para remediar lo que acontece.

Por las noches todo esto sucede
y uno se baña con espinas y congojas;
después de todo mi amiga, no es posible dormir
con estos suplicios a la orilla del vértigo.

viernes, 18 de octubre de 2013

Indiferencia


Quizá delante de tu presencia sea un simple vagabundo. Quizá delante de tus ojos solo sea un güishte en el pavimento. Pero tengo la certeza de que los olivos y las ramitas, cogen puchitos de luz de tu vientre; mientras yo les recibo con ansias desde abajo.

jueves, 17 de octubre de 2013

Xibalbá


Es oscura la lápida de los caminos. 
Es abstracta la noche en los cuadernos. 
Es distinta la pluma que escurre en las venas.

Hay más de seis caminos hacia lo inevitable:
de modo que la flauta solloza crisantemos,
la brújula apolilla los intestinos del calendario,
el péndulo marca la hora de las polillas,
mientras el llanto atraviesa la sed del paraguas. 

(Comienzo a creer en los rumores del precipicio.)
Es terrible cuando caminamos hacia el tropiezo
y luego hacia la horca de la herrumbre
o hacia el tizne que muele con sigilo el vértigo. 

Muchos bejucos nos amarran al mástil de la Luna,
tal vez o quizá porque en la espesura, solo los espectros
nos aproximan al camino espinoso de las quimeras; 
después de todo, solo en el inframundo:
observamos como gotea la luz
frente a las seis caras del tormento.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Odre


Vienen como rumor las astillas del fermento.
Salen encajonadas las polillas de la alfombra.
Duermen con tal sigilo las estrellas de la muerte. 

Ahora,
frente a este escritorio apolillado de mis párpados: 
las bandurrias rechinan tras la luz de la tinta,
se guarda el elixir de los días, bajo carne,
mientras el loco pone bajo su ojo una aguja
y abre un abismo donde sumerge su locura.

Es aquí donde lo antiguo hace su faena
y como sarcófago guarda el caldo en una cripta
hasta convertirlo en un alambique de sombras.

martes, 15 de octubre de 2013

Nevasca


Al fin ese vientecito entró por los poros del paraguas,
no pidió permiso, entró con fuerza
y rompió el candelabro del sonambulismo.

Aquí, mientras la escarcha golpea mis sandalias:
el eslabón me convierte en vértigo,
el cierzo se tiñe la pupila con falditas,
el ascenso quita el cinturón, devora,
tal cual un tiburón sacándole sangre a los arrecifes.

Allí, en esa esquina oculta bajo tus orejas,
el colmillo llegó a beber de tus estertores;
ahora la lengua saborea, como si tuviera una bebida
y una médula a punto de éxtasis con zafiros.

La aurora ha llegado y golpea las ventanas de mis venas, yo tendido entre tus poros, vigilo el último puchito de oscuridad que escurre de tus laberintos; sin embargo, cuando el Sol se mostró con sus mil arcoíris, tú recogiste mis cenizas de entre tus piernas y las guardaste bajo la almohada para la próxima ventisca. 

lunes, 14 de octubre de 2013

Molienda


En medio de mis desvaríos:
la muerte tritura el invierno
y el engranaje del calendario
-poco a poco-
muele el bagazo de los días.

Al fin de cuentas, el péndulo roe la cuerda
y el abismo recibe los vértigos en taburete
con un golpe de pértiga en el pecho.

Después de todo, el alma se va sin sopores
y los despojos se vuelven ácidos 
como los puntos suspensivos de una nota.

viernes, 11 de octubre de 2013

Juegos fúnebres


Entre dos divisiones: 
el follaje se entreabre como capullo,
le vigila el trasiego del pajarillo
que como mariposa posa para el ombligo;
hay un secreto oculto en este templo,
uno tibio como el aliento, odre sin tapujos
ni lisonjas que valgan, solo el pálpito
y el hálito que funge de fogata. 

Me adentro como elfo en tu espesura
para buscar el arco para mi saeta
y dar en el blanco de tu centro. 

Hoy en la otra dimensión de la vigilia,
el juego nos asesinó por un momento...
Luego volvimos de entre la penumbra
para reclamar nuestras esencias
y embalsamar nuestros organismos
una vez más frente al sepulcro.

jueves, 10 de octubre de 2013

Salarrué

...Hay postes con ergástulas...
...Esta casa es una llaga en el cerro...
El matadero - Salarrué

Qué arados nos atan al trajín del alfabeto. 
De qué ranchos vienen nuestras agonías. 
De qué guitarras vienen las quejas de nuestras cuerdas.
De qué gusanos de luz los navíos de nuestras alas. 
Cuántos los surcos que lloran en la pupila del taburete. 
Qué grillos nos tocan y cuántos los chillidos del campo. 

Aquí, mientras me pregunto lo que no tiene contestación:
el nuevo matadero que disecciona la guarida del río,
las hiedras que suben por el cerco de las ergástulas,
la Luna que se oculta de los lobos entre los árboles,
el Sol que agoniza durante 12 horas y nadie le acaricia. 

Voy como vendaval tras al viento, mordiendo mis dientes,
tal si fuera una abeja provocándome la muerte únicamente;
después de todo amigo Salarrué, somos arlequines sin rostro
y un puñado de llagas que provienen de los cipreses del pómulo.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Repertorio de huesos


Desde qué algoritmos los puntos suspensivos. 
Desde qué cardos los transitares del rescoldo. 
Desde qué falditas los insomnios de los esqueletos. 
Sigo como espía bajo este claustro de camelias
en la búsqueda del porqué de las vigilias
y del porqué de los mutilados meñiques. 

Bajo aquel pasto de caminos resquebrajados: 
yace la lluvia como ácido sobre los cráneos,
el fémur se retuerce y se agazapa como lémur,
mientras las caracolas tocan la flauta cadavérica
para que el otoño entre con su follaje irreconocible
y desuelle el noviembre de estertores cóncavos.

Ahora estas páginas ya convulsionan fetideces
y desorientan los puntos cardinales de la brújula. 

Al fin había llegado la locura
para ajustar cuentas con la guadaña,
pero volví a caer en manos de la inmolada soledad.

martes, 8 de octubre de 2013

Navajas


¿De qué laberintos vienen las heridas?
¿De qué dimensiones está hecho el paraguas del cuchillo?
A veces, al transitar tras la piel de los muros,
aquello de lo que uno se da cuenta
en susurros sombríos de guacalchías,
(como una desgarradora nota, la verdad del traspatio)
¡verdad!, en verdad duele la lengua de bronce de los pijules,
aquellos que por ecuaciones o fórmulas, rompen cadenas
y comienzan a llenar el claustro de algoritmos,
o quizá de estelas, que a su paso dejan esos puchitos de muerte.
Mantengo una posición de calendario en estas fibras
para alejarme de las pesadumbres, mientras las grietas,
sí, esas que pespuntan el desvarío lleno de pérdidas,
devuelven lágrimas en fríos acantilados póstumos.

lunes, 7 de octubre de 2013

Grises mañanas


Muy temprano salgo de la ergástula
y comienzo a escuchar los sarcófagos
que poco a poco escupen a la pupila del día a día.

En esta aurora de esfinges y vampiros:
la sangre ensangrentada del incienso,
la marea de atropellos que viven bajo las alcantarillas,
hedor que recogen las flores que viajan
y elixir que entra por los poros de las arterias.

No es mi costumbre hablar con guadañas,
pues ellas huyen de mis desvaríos y mis desdenes;
después de todo, los disparates se disparan
y el oído, aunque sordo, recibe el plomazo.

viernes, 4 de octubre de 2013

Sátira


Al ras de la horca, las quimeras le preguntan al poeta: 
¿Por qué carajos nos utilizas en tus locuras?

El poeta responde con el silencio en su garganta:
No sé, pero a menudo el nosotros hace alambiques
y comienza a crear estrellas de las ojeras de la Luna. 

Sigo creyendo que ustedes no son más que mis crímenes
y su ergástula, solo el claustro donde encuentro mis austeridades.

Por eso cuando estoy junto a los sin embargos, tirita mi estertor;
mas no puedo morir de asfixia ni de escalofríos,
ya que de mis pupilas han salido gusanos sin alas. 

Después de todo, la locura se hizo para que los locos la disfrutáramos
y le pusiéramos una camisa de fuerza a los verdaderos manicomios.

jueves, 3 de octubre de 2013

Otredad


A menudo, ese Otro del espejo
tiende a cachetear mis conductas
y a terminar de inflamar las austeridades
que pululan como navajas bajo mis poros.

En esta fase terminal de la clarividencia: 
los golpes de pecho de las tinieblas, 
el alambique que duerme bajo las venas,
el tizne que apolilla como sanguijuelas,
el estanque que atrae a las ciegas libélulas 
-para hacer fiesta-
por la muerte del mosquito puñetero
que se agasajaba con la néctar de los litorales. 

Es tarde y el Sol traga de los desagües del paisaje. 
Es tarde y los faroles encienden los gusanos de luz
que viven bajo los escombros de mis párpados. 

¡No!, no me importa si esto es un crimen;
al fin de cuentas, el insomnio refugia lo objetivo
y vuelve la vista hacia el traspatio de lo póstumo.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Lágrima furtiva


He comenzado a sentir el eco en mis botas.
Raudales de escarcha
que provienen del navío que se hundió en mis venas. 

Había guardado cada sollozo en los pozos de mis ojeras. 
Pero ahora,
mientras las calacas me hablan a través de sus carcajadas: 
el sereno cae frente a mí y como espadas enajenadas
se combinan con el salitre del estiércol de las orugas. 

¿Será muy pronto para que la lluvia detenga su estertor?
¿Es acaso absurdo llegar a comprender el lagrimal?

Me veo como una angustiada lámpara sin baterías,
tratando de cabalgar en las líneas oblicuas de la oscuridad.
Esto no es más que la realidad perforando mis pupilas;
sin embargo, la quimera se niega a morir
y reclama con fuerza a mi alma.

martes, 1 de octubre de 2013

Mirada


Ese retrato te persigue:
no es un acertijo ni un fantasma,
no es la Luna ni el Sol,
no es una esfinge ni una quimera;
es la pupila de una criatura
que descuartiza al viento
para sostener su estómago. 
Más allá de ese diario errante:
la oscura tristeza del blanco y negro,
la cosmovisión de un artefacto
y un proyectil en el pecho
para aquellos que les inquieta
que se apague ese puchito de colores.
Dejó muy claro un mendigo:
quiero ver sonrisas en los cartones,
quiero dragones que lancen bolas de alegría,
quiero harapos pintados de laureles,
quiero, lo que muchos quieren,
quiero obtener esperanzas de las libélulas
y detener el cauce de los pantanos.