¡Brindemos! Brindemos porque todos están muertos. La luz peina su
cabellera vacía. Brindemos porque los muertos hablan con las aves y el agua se
desvanece. Las paredes sangran cual río desbordado en la memoria. Brindemos porque los
muertos desembocan en el mar e incluso así desconocen las caracolas. La hojarasca amarra
su boca al viento y teje unicornios en las nubes. Brindemos porque cada muerto se harta la tierra,
mientras los gusanos se jactan de haber comido dientes de oro. La luna conversa
con el pálido color de las valijas, la copa rebalsa. Brindemos porque no hay muerto que no
beba del vientre de las luciérnagas. Bajo la alcoba grita el polvo sin vida, el reloj
susurra como virgen de ojos rojos. Brindemos porque los muertos conocen la actitud de las piedras. El
oráculo levanta el vuelo al volverse ixcanal, nadie lo conoce, nadie lo busca. Brindemos
porque los muertos son la espada del cielo. Brindemos porque todos están muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario