Estoy harto de la náusea. Crudo invierno.
El cabello desciende por las paredes musgosas del ocaso,
hay ataúdes. Río abajo los escarabajos conversan sobre la
inexistencia.
Las palabras vuelan cual hojarasca herida profundamente por
veletas.
Estoy harto del inframundo. Viento afónico.
La ciudad es un ciprés colocado brutalmente sobre la boca de
los astros.
Estoy loco, por no decir extinto. La libertad se ha vuelto
una selva de relámpagos.
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