(Se
acerca el universo a la sombra del silencio.)
Me sobrevuelan ratas, el viento es un queso
roído, falto de aves
y la desesperación es un pozo, un cuerpo sin
alma.
Todo quedará escrito con la tinta invisible de
la duda,
todo quedará escrito en los tentáculos agudos
de las estrellas.
Y usted, tan helada como siempre, vestida de
tinieblas,
jugando a ponerle kimono a las tarántulas,
jugando a ser espada,
jugando a ser un dios, reinventando el
almanaque del desván;
desde el mausoleo, la niebla lee el último
cuento
y la hojarasca arma su cuerpo con los restos de la absolución.
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